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El mensaje del reinado

Un breve análisis sobre la transformación de las fiestas populares bonaerenses para pasar de los tradicionales concursos de belleza a reconocer a las mujeres que generen un impacto positivo en la sociedad.

Hoy es el Día Internacional de la Mujer, que en los últimos años adquirió un significado todavía más importante por los cambios que fueron surgiendo en la sociedad. Y, en ese contexto, hay una costumbre muy arraigada -tanto en Buenos Aires como en otras provincias- que merece una reflexión: las elecciones de las reinas de los pueblos.

Según los datos de la Subsecretaría de Turismo de la Provincia de Buenos Aires, hay más de 400 festejos populares por año en los 135 municipios: aniversarios de fundaciones, carnavales, celebraciones patronales y fiestas asociadas a actividades productivas. No todos tienen la misma magnitud, pero siempre son relevantes para sus regiones.

En los que no tienen un corte tan institucional, es común que elijan a la reina del festejo o de todo el partido, con requisitos estrictos que van desde parámetros físicos hasta nivel educativo, pasando por el estado civil o hábitos de su vida cotidiana. Más allá de los premios que recibe la ganadora, representa por un año a su localidad en otros eventos, algo que destacaron en la última Fiesta Nacional del Salame Quintero.

Eso es lo que empezó a cambiar en los últimos años. En Lincoln, cuyo carnaval es el festejo a cielo abierto más convocante, ahora premian a una mujer con valores sociales. En Mar del Plata, la Fiesta Nacional de los Pescadores ya no tiene requisitos de edad ni busca solteras sin hijos. Y, en general, los reglamentos resaltan que no se desfila en malla.

Incluso, hay un proyecto de ley en la Legislatura bonaerense para terminar por completo con las “elecciones de reina” o “concursos de belleza” cuando exista el auspicio de la Provincia, proponiendo como alternativa “el resaltar expresiones y producciones artísticas y/o solidarias que impulsen la construcción de ciudadanía”.

Primera Embajadora Cultural del Carnaval Artesanal en Lincoln (foto: Todo Provincial)

Es justamente esa nueva propuesta la que abre un espacio importante para revalorizar el rol de la mujer: ¿qué mejor mensaje que premiar a la que logre un impacto positivo en su pueblo y convertirla en una “embajadora” de la sociedad civil ante sus propios vecinos y en cada localidad donde participe de actos oficiales?

A fines del año pasado, en Mendoza se dio el mejor ejemplo en ese sentido: la Comisión de Reinas Nacionales de la Vendimia se sumó al reclamo popular contra la nueva ley de minería, que permitía usar contaminantes como cianuro o ácido sulfúrico, negándose a participar de las actividades hasta que la derogaran.

Mi reflexión sobre el feminismo es que, aparte de la búsqueda de desterrar la violencia de género y la “cosificación”, el objetivo final es que la mujer sea libre. Y creo el hecho de no quedarse sólo en la prohibición, sino además generar un reconocimiento institucional en base a su rol social o el aporte cultural que pueda hacer, es un paso más en ese camino.

(Si bien no hay comentarios en este blog, los invito a conversar sobre el tema en las redes sociales que figuran al pie de esta página)

Foto de cabecera: La Vaca