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Navarro: de fortín a ciudad

¿Qué tienen en común San Miguel del Monte, Salto y Navarro? Que sus comienzos están relacionados con las fronteras con el pueblo indígena que se fueron instalando durante el siglo XVIII en la provincia de Buenos Aires. En el caso de la ciudad que vamos a recorrer hoy, su historia empezó con la instalación de una Guardia, luego se dio forma a un fortín y, desde ese entonces, fue creciendo hasta convertirse en un lugar con mucho para descubrir

Una fecha clave es el 30 de abril de 1767, cuando el comandante Juan Antonio Marín recomendó formar la Guardia de San Lorenzo de Navarro en cercanías de la actual laguna. Las versiones más difundidas indican que el nombre del partido se debe al capitán Miguel Navarro, quien recibió en encomienda al cacique Pibisque y todos sus indios, tras un campaña previa a la Conquista del Desierto. En el caso de San Lorenzo, se refiere al patrono local.

Años después, con defensas en mal estado de conservación, se logró instalar una guarnición permanente de 30 hombres. El virrey Vertiz determinó que a ese territorio se le asignaría categoría de fortín y, de ahí en más, comenzó la instalación de familias. Sólo fue cuestión de tiempo para que se instalara el primer templo y, para mediados del siglo XIX, la población ya superaba los 4800 habitantes.

Estuve de visita el domingo pasado, aprovechando la 5º Fiesta del Asador Navarrense, donde hubo concursos de asadores y espectáculos folclóricos durante todo el día. Lo llamativo es que el festejo se hizo en el predio de la ex estación Navarro del Ferrocarril Roca, correspondiente al ramal levantado que llegaba hasta Empalme Lobos. En ese lugar, justamente, hay una réplica del fortín que dio origen a esta historia.

Lo construyeron en 1997 para celebrar los 200 años de la instalación del puesto original y, si bien no ocupa el mismo predio, respeta varios detalles históricos como la orientación cardinal o las dimensiones (apenas unos pocos metros cuadrados). Consiste en ranchos de barro y paja, delimitados por un vallado hecho con troncos.

Las tres instalaciones que encontramos son: la comandancia, el rancho donde vivían los gauchos y la cuadra, destinada a los animales. Como no podía ser de otra manera, se extraía agua del aljibe, mientras que el vigía montaba guardia en una torre a varios metros de altura. En cada uno de los espacios, incluso, se colocaron objetos que evocan a esas épocas.

Por todo esto, Navarro es un gran destino para compartir con la familia, en una ciudad que mantiene aires de campo y nos conecta con el pasado tanto de la provincia como del país. Y todavía queda mucho más por contar…

¿Dónde queda?

Navarro está ubicado a 110 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires.

¿Cómo llegar?

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